La selkie es una criatura poco conocida que habita en las costas de los mares fríos.

 

Pertenece al grupo de los metamorfos, es decir, a los seres que pueden cambiar su apariencia. Las selkies son grandes focas que pueden convertirse en mujeres.

 

Al contrario que otros metamorfos, cuando las focas se transforman en mujeres se desprenden de la piel de foca. Una vez que adquiere la forma humana, la selkie oculta su piel de foca cerca del mar, entre las rocas, de modo que más tarde pueda volver a encontrarla.

 

Se dice que si un humano logra hacerse con la piel de una selkie podrá someterla y obligarla a casarse con él. No obstante, si la selkie logra encontrar su piel y quitársela regresará al mar para no volver. Si el humano que la sometió fue cruel con ella, se vengará ferozmente al volver al mar.

 

Muchas selkies abandonan el mar las noches de luna llena o los días de fiesta para divertirse en los pueblos. Si encuentran a un humano que les haga gracia bailarán y beberán con él toda la noche, e incluso yacerán con él, pero regresarán al mar antes de que salga el sol. Dicen que si el hombre las espera en la costa las siguientes lunas llenas, puede que la selkie acabe por regresar para unirse a él.

 

Siempre se describe a las selkies como excelentes esposas de los maridos que guardan sus pieles; aunque siempre las envolverá un aura melancólico por su añoro por el mar.

 

Aunque tradicionalmente se las describe con el pelo negro azabache, del color del pelaje de las focas, se sospecha que puede presentar tonos castaños e incluso pelirrojos.