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GÁRGOLA

Aunque no se sabe con certeza, siempre se ha sospechado que el origen de las gárgolas es artificial, ya de la mano del hombre o de la de los elfos. Sin embargo, ante la carencia de evidencias, no se las considera artificiales.

 

Las gárgolas son estatuas de día y bestias de noche. Durante el día absorben energía solar a través de su piel de piedra y por la noche, rompiendo esa coraza pétrea, vuelven de su letargo con energía y vitalidad. Las gárgolas están más activas las noches que han sido precedidas por un día soleado y más aletargadas cuando el día ha sido lluvioso.

 

 

 

 

 

Las gárgolas no vuelan, sino que planean utilizando las corrientes de aire. Por eso eligen zonas elevadas para convertirse en piedra y así poder volar nada más despertar.

Los brujos y cazadores de gárgolas tienen claro que si quieren darles caza van a tener que trepar durante el día, mientras están indefensas.

No hay mayor sensación de terror para uno de éstos que cuando comienza a atardecer mientras escalan...

Según la variedad de la gárgola, algunas mantienen el color de la piel de color piedra al despertar, lo que les permite camuflarse perfectamente entre las otras estatuas.

Mientras que las primeras rompen el cascarón de piedra que las envuelve durante el día, éstas segundas tan sólo se quedan inmóviles al alba, mimetizándose con su pétrea piel y podrían moverse a placer bajo el sol.

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